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Inhibir la expresión de sentimientos y obligar a la persona que ha sufrido la perdida a asumir un papel determinado según los criterios propios de otra persona. Las frases "no pienses más en esto", "piensa en los demás", "no te preocupes", "tienes que ser fuerte", "no llores más", son además de imposibles inadecuados para poder apoyar a la persona. Debemos permitir que las persona tenga y exprese sus sentimientos sin transmitirle la sensación de que nos está defraudando.
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Salir huyendo ante la mínima expresión de sentimientos dolorosos. Permitir y animar la expresión de sentimientos dolorosos es una de los factores clave en la ayuda de las personas que han tenido pérdidas.Es necesario el contacto físico como consuelo a la persona que experimenta esa aflicción.
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Decirle a la persona que ha sufrido la pérdida lo que tiene que hacer. En cosas del dolor, el experto es el sufriente y es él el que tiene que hablar ("Duelo que no se habla es duelo que no se cura").
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Decir "sé cómo se siente". Cada persona experimenta el dolor a su manera. Muestrale tu comprensión "entiendo que tienes que sentirte mal" e invita a la persona a que comparta sus sentimientos si es su deseo.
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Decirle "llámame o ven a mi casa si te sientes muy mal o necesitas algo". Cuando uno se siente tan mal no suele tener ganas de llamar o visitar a nadie. No esperes a que a que te busque, toma la inciativa y llámalo o visítalo.
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Sugerir que "el tiempo cura todas las heridas". En el primer período de duelo, de 6 a 12 meses no suele cumplirse esa sentencia.
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Ante la demanda de ayuda, delegarla en otros. Nuestra presencia, interés y preocupación genuina es lo importante. Y no tiene porque decir nada.
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Intentar que la persona se dé prisa en superar su dolor. Cada persona tiene su tiempo y velocidad y las prisas no son buenas. El animar a la persona a ocupar el tiempo es una buena estrategia "por momentos", pero que simplemente aplaza y no soluciona el problema.
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Retirar de la vista de la persona toda información referente al duelo, al dolor, la pérdida, la aflicción y el luto.
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Aislar a la persona de su familia y fomentar o crear indisposición mutua. El duelo es un "asunto de familia" y es ésta la institución más importante para la recuperación de la pérdida de un ser querido.
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Desentenderse de la persona en duelo. Debido a que el proceso de duelo es largo y toma su tiempo, las personas se suelen agotar de prestar su apoyo y consuelo. Acuerde con la persona afligida la cantidad y calidad de apoyo que le puede ser más útil. No interrumpa de manera brusca su apoyo.
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Rechazar cualquier tipo de grupo de terapia de duelo. Una de las personas más adecuadas para ayudar a alguien en duelo es precisamente otra persona en duelo qye ya haya avanzado un poco más.