Psicologo Granada Nicolás Moreno

Artículos


La práctica de Mindfulness (Atención plena)

Nicolás Moreno (2008)

La práctica de Mindfulness (Conciencia o Atención Plena)

1. Orígenes de la práctica de la atención plena.

1.1. La meditación vipassana

1.2. La meditación zen

2. Componentes de la Atención Plena

2.1. Atención al momento presente

2.2. Apertura a la experiencia

2.3. Dejar pasar

2.4 . Intención

2.5. Aceptación

3. Mecanismos de acción de la Atención Plena :

3.1. Exposición

3.2. Cambios cognitivos

3.3. Autocontrol o auto-regulación

3.4. Integración de los aspectos disociados del self

3.5. Clarificación de valores y espiritualidad

3.6. Relajación

4. Mindfulness y Neurobiología.

4.1. Mindfulness, asimetría prefrontal y disposición afectiva.

4.2. Mindfulness e inmunidad.

4.3. Mindfulness, neuronas espejo y empatía.

4.4. Mindfulness e integración, la corteza prefrontal.

5. Instrumentos de evaluación de la Atención Plena.

6. Utilización de la Atención plena en psicoterapia:

6.1. Reducción de Estrés basada en la Conciencia Plena (MBSR)

6.2. Terapia Cognitiva basada en la Conciencia Plena (MBCT)

6.3. Terapia Dialéctica Conductual (DBT)

6.4. Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

6.5. Terapia Breve Relacional (BRT)

7. Aplicaciones clínicas de la Conciencia Plena : evidencia empírica.

7.1. Depresión

7.2. Ansiedad

7.3. Trastornos de la personalidad

7.4. Trastornos alimentarios

7.5. Abuso de sustancias

7.6. Cáncer

7.7. Dolor crónico

7.8. Lesiones cerebrales traumáticas

7.9. Fatiga crónica

7.10. Soriasis

7.11. Enfermedades cardiovasculares

7.12. Epilepsia refractaria

7.13. Diabetes

8. Conclusiones

La práctica de Mindfulness (Conciencia o Atención Plena)

La facultad de dirigir deliberadamente nuestra atención errante,
una y otra vez, constituye el fundamento mismo del juicio,
el carácter y la voluntad.
Nadie puede ser dueño de sí mismo si carece de ella
Cualquier educación que mejore esta facultad será
una educación par excellence.
Pero obviamente, es más sencillo definir este ideal
que proporcionar las instrucciones prácticas necesarias
para desarrollarla.

WILLIAN JAMES,
Principios de Psicología (1890)

La definición de mindfulness más utilizada dentro del ámbito de los tratamientos psicológicos es la de Kabat-Zinn de 1990, que la define como la conciencia que surge de prestar atención, de forma intencional, a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgarla, sin evaluarla y sin reaccionar a ella. Esta práctica supone, asimismo, dirigir la atención al momento presente que estamos viviendo, con una actitud de compasión, interés, apertura y amabilidad, independientemente de si la experiencia resulta agradable o desagradable (Miró, 2007). Los soportes principales de la práctica de mindfulness o atención plena son: el no juzgar, la paciencia, la mentalidad de principiante, la confianza, el no esforzarse, la aceptación y el ceder (Kabat-Zinn, 2003).

Debido a los condicionamientos culturales y a los automatismos defensivos producto de la identificación con el ego, observar sin juzgar es muy difícil, cuando esto puede ser llevado a cabo podemos acceder a un plano de la realidad distinto al habitual, y con la debida práctica, observar la experiencia en su desnudez. Así, los instantes de atención plena en los que vemos las cosas tal y como son en nuestra experiencia, son instantes en los que la conciencia se comporta como un espejo, utilizando esta metáfora clásica. El espejo refleja la imagen que se le presenta y nada más (Miró, 2007).

En la práctica, el desarrollo de la capacidad de observar sin juzgar, requiere el desarrollo de una actitud de compasión, amabilidad y cariño hacia la propia experiencia, como si fuéramos nuestro mejor amigo tal y como se realiza dentro de la tradición budista.

La mente categoriza y etiqueta casi todo lo que vemos. Algunas cosas, personas y acontecimientos son juzgados como "buenos" porque, por alguna razón, hacen que nos sintamos bien. Otros son condenados con la misma celeridad porque no creemos que tengan demasiada importancia. Las cosas, personas y sucesos neutros son casi siempre resintonizados por completo de nuestra conciencia. Al practicar la atención plena, es importante reconocer esta cualidad mental enjuiciadora, así como asumir intencionadamente la postura de testigo imparcial recordándonos a nosotros mismos que lo único que tenemos que hacer es observar. Cuando nos encontramos con que la mente enjuicia, no debemos hacer que deje de hacerlo. Todo lo que necesitamos es darnos cuenta de que sucede (Kabat-Zinn, 2003).

Para observar la experiencia tal y como es, es necesario antes que nada aceptar la experiencia. Esto es especialmente necesario en los estados emocionales negativos. No es posible observar la propia ansiedad si uno no acepta que está nervioso. Tampoco se puede observar la ira, la tristeza, etc. si estamos tratando de evitarlas.

En el polo opuesto al de la observación sin juzgar está el mecanismo de evitación más potente utilizado por el ego: la imaginación. Ya desde la etapa infantil el niño se apoya en este mecanismo de regulación emocional para escaparse de los conflictos que le trae su realidad cotidiana. El ego infantil se adiestra en construir imágenes en su mente que le contrarrestan sus incapacidades reales, construye un ser ideal que de alguna manera compensa las faltas de su ser real.

Las fantasías que provienen del ego suelen ser muy rígidas y tener una gran carga afectiva, precisamente porque provienen de la identificación de la conciencia con las emociones, y esta identificación según Simón (2001) se magnifica por medio de la memoria autobiográfica y la imaginación (Miró, 2007).

Esta utilización de la imaginación es todo lo contrario a la atención plena, que es atención al presente. Además la atención plena es ecuánime, esto es, no toma partido por unas experiencias en detrimento de otras. En la práctica de la atención plena, se acepta la experiencia tal y como es, ya sea ésta agradable o desagradable, como un suceso que ocurre. Y todos los sucesos son transitorios y no-permanentes.

La atención plena es una conciencia no-conceptual, pre-verbal. No se trata de pensar, porque el pensamiento tiene que ver con los conceptos y las palabras. Se trata simplemente de observar la experiencia con la mente de un principiante, como si ocurriera por primera vez. Ningún momento es igual a otro. Cada uno de ellos es único y posee posibilidades únicas. La mente de principiante nos recuerda esta verdad tan sencilla (Kabat-Zinn, 2003).

Según Miró, en su artículo de 2007, la atención plena no se centra en el ego , es decir, tiene lugar sin referencia a conceptos como "yo" o "mi". Por ejemplo, imaginemos que he recibido un golpe en mi mano. En el modo de conciencia habitual, diríamos "yo me he dado un golpe y siento dolor en mi mano", pero cuando practicamos la atención plena, y atendemos a las sensaciones tal y como son, notamos que la sensación sucede y simplemente notamos "dolor", sin ponerle un "yo". Hay una sensación de dolor y nada más. Cuando metemos al "yo" distorsionamos la situación, porque introducir el yo supone instalarse en el dualismo, en el que el dolor es el "otro" y el yo es el ego que lucha contra el dolor; este sentido de lucha o de esfuerzo está unido a las demandas emocionales del ego . La atención plena se detiene y se distorsiona en el momento en que añadimos cosas a la experiencia. Se trata de observar lo que hay, sin más.

La atención plena es un estado de conciencia que carece de metas u objetivos, es decir, no se trata de conseguir nada, ni de llegar a ningún estado en particular, como por ejemplo, relajarnos. Cuando queremos llegar a otro estado, creamos una situación en la que no aceptamos el estado en el que estamos (el estado A, por ejemplo, ansiedad) y queremos llegar a otro estado distinto (el estado B, por ejemplo, bienestar); entonces el problema es cómo ir de A a B. Para ello se pueden emplear muchas estrategias que van desde las saludables, por ejemplo, hacer deporte, hasta las no saludables como por ejemplo, ingerir drogas. Pero el punto importante es que al desear estar en B, no se está aceptando que se está en A. Y esta no aceptación de A forma parte constitutiva del estado A. Por eso, en el contexto de la atención plena se dice que la mejor manera de ir de A a B, es permanecer en A. Porque, solamente la permanencia en el estado en que se está con atención plena, permite observar el estado y disolver las reacciones automáticas.

Aunque la práctica de la atención plena requiere mucho trabajo y cierto tipo de energía, la verdad es que esta práctica consiste en no hacer. No tiene otro objetivo para nosotros que el que seamos nosotros mismos (Kabat-Zinn, 2003).

Si cuando uno está lavando los platos, está pensando en el taza de té que se tomará al acabar, está cultivando un modo de conciencia en el cual cuando esté tomando el té, estará pensando en el paseo que va dar después y de este modo, uno nunca está en lo que está.

La atención plena es una observación participante, porque a la vez que uno contempla las propias sensaciones, emociones o pensamientos, los está sintiendo. En síntesis, la atención plena es la participación y la presencia en el proceso de vivir (Miró, 2007).

En cuanto a la relación existente entre la atención plena y la meditación, en la literatura aparecen tres propuestas: (1) según Bishop et al., (2004) la atención plena es un modo de procesamiento mental que se da durante la práctica de la meditación y que consiste en prestar atención a los eventos internos en el momento presente con una actitud de aceptación, apertura y curiosidad; (2) según Brown y Ryan (2004), la conciencia plena es, además de una disposición individual, un estado que puede ser facilitado por la meditación pero que se aprecia sobre todo en la atención a las tareas de la vida cotidiana; (3) según Hayes y Sheik (2004), si la conciencia plena se define como un proceso psicológico, cualquier técnica que dé lugar a este proceso debe ser considerada como de conciencia plena (Pérez y Botella, 2007).

 

1. Orígenes de la práctica de la atención plena.

En el momento histórico actual de principios del siglo XXI estamos asistiendo a la irrupción de las prácticas meditativas orientales en la teoría y en la práctica de psicología, y en general en la ciencia occidental. Este fenómeno se está produciendo como consecuencia de, al menos, tres factores:

En primer lugar, la conexión que el mundo occidental tuvo con las tradiciones espirituales orientales que se remonta a la época colonial del imperio británico de finales del siglo XIX. Grandes pensadores e intelectuales occidentales ya habían mostrado su asombro acerca de los conocimientos milenarios de las tradiciones religiosas orientales. Cabe aquí citar la creación de la Sociedad Teosófica con sede en Madrás (India) en 1875 compuesta por miembros destacados de la aristocracia europea junto con personalidades destacadas norteamericanas y con el fin de traer a occidente las enseñanzas espirituales orientales. Este movimiento acaba paradójicamente con el personaje que más y mejor supo extraer la esencia de las enseñanzas y filosofías orientales, Jidhu Krishnamurti que en su amplía bibliografía hace una pormenorizada descripción de la práctica de la atención plena.

Por otra parte, otros personajes del mundo occidental como Richard Wilheim se interesan por la tradición taoísta y realiza una magnífica traducción del I Ching (el llamado Libro de las Mutaciones). Otros grandes intelectuales del mundo occidental que tuvieron gran influencia en la popularización del mundo oriental fueron el gran literato germano Hermann Hesse, cuya novela Siddharta fue punto de referencia de las juventudes de los años 1950 y 60 y propició el interés por el conocimiento de los países asiáticos, y por otra parte, Carl G. Jung, el gran psicoanalista suizo que incluyó el conocimiento del afán espiritual y religioso en el ser humano como una faceta fundamental para alcanzar el equilibrio psíquico, y que en su libro "El Secreto de la Flor de Oro" hace una buen análisis de la práctica meditativa desde el punto de vista psicoanalítico.

Erich Fromm (1964), por su parte, realiza trabajos conjuntamente con el D. T. Suzuki sobre la relación entre el psicoanálisis y la tradición budista zen.

La marcha de muchos jóvenes occidentales a los países asiáticos en busca de conocimientos espirituales a mediados del pasado siglo, junto con la invasión del Tibet en 1951 por parte de los chinos y el consiguiente exilios de miles de monjes budistas tibetanos por todo el mundo, llevo a una gran popularización de las tradiciones budistas, hinduistas, tántricas y taoístas por todo occidente. Así es como se extendió la práctica del yoga, la meditación, el pranayama (la respiración yóguica), el tai-chi, el chi-kung, etc.

En segundo lugar, en la psicología occidental se está produciendo una maduración de la psicología cognitiva dando lugar a lo que se puede denominar terapias de tercera generación donde se enfatiza la importancia de la aceptación, la conciencia plena, la de-fusión cognitiva (o descentramiento), los valores, la espiritualidad y las relaciones.

Finalmente, y en tercer lugar, existe otro aspecto de la ciencia occidental que ha alcanzado un grado de maduración que lo hace confluir con la práctica de la meditación. Se trata de la neurociencia, y en concreto de lo que se denomina neurociencia cognitiva y neurociencia afectiva. Los avances de algunos métodos de estudio del cerebro, como las técnicas de neuroimágen y procesamiento computarizado de las señales electroencefalográficas, hace que estemos en condiciones de estudiar los correlatos neurobiológicos de los pensamientos y de las emociones con una grado de precisión tanto espacial como temporal, que hace unos 20 o 30 años resultaban inimaginables. Estas técnicas nos están permitiendo conocer la interacción mente-cerebro por primera vez en la historia de la humanidad y ellas han comenzado a hacer posible saber lo que sucede en el cerebro cuando se practica mindfulness (Simón, 2007).

A continuación vamos a analizar dos de las prácticas meditativas que han tenido más influencia en el mundo occidental. Se trata de dos sistemas meditativos de larga y honda tradición espiritual: la meditación vipassana , que dentro de la tradición budista es la que se considera que realizó el mismo buda para alcanzar la iluminación y la meditación zen ( za-zen ) que tiene que ver con la tradición meditativa monástica japonesa. Conviene destacar que dentro de estas tradiciones se aconseja que estas prácticas sean siempre dirigidas por un maestro cualificado.

 

1.1. La meditación vipassana .

Cuando se empieza a practicar la meditación vipassana el principiante se da cuenta de la dispersión de su mente, sus ideas cambian, saltando de un lado a otro, hay tantos pensamientos como agua en una cascada. Para aprender a controlar esta dispersión el practicante lleva la atención a un soporte que suele ser el de la respiración en los estadios iniciales. Así su práctica consiste en centrar la atención de modo continuo en la sensación de roce del aire a medida que entra y sale de la nariz, dejando que la mente repose sin esfuerzo en el intervalo entre la inspiración y la expiración. Alternativamente, algunos maestros recomiendan centrarse en las sensaciones del abdomen al hincharse y deshincharse con el entrar y salir del aire (Miró, 2007).

El practicante aprende a dejar pasar los pensamientos a medida que exhala, sin identificarse con ellos, y sin responder emocionalmente. Se trata de observarlos a medida que emergen, pasan por delante y se desvanecen. Entonces, se vuelve a descansar la atención en la sensación de reposo. Linehan hace referencia a esta capacidad de no aferrarse, ni identificarse con los pensamientos con la analogía de una sartén de teflón, en la que nada se pega.

El meditador mantiene su atención en el presente, en su soporte (la respiración o el abdomen), pero si se distrae o se deja llevar sin conciencia por su pensamientos cuando vuelve a tener conciencia de su distracción vuelve de nuevo al soporte sin recriminarse, para que su mente se vaya acostumbrando a estar en el soporte de un modo suave, sin tensión y sin lucha.

Si el meditador, acosado por tantos pensamientos experimenta irritación y frustración, según Tashi (2006), deberá aprovechar esta circunstancia para tomar conciencia de esas emociones, para aceptarlos y darles la bienvenida, abriéndose a la espaciosidad y lucidez de la conciencia para volver al soporte con ánimo renovado.

Cuando se atraviese la primera etapa de cascada de pensamientos, se produce un cambio que consiste en que los pensamientos disminuyen su velocidad y agitación de forma gradual. De la cascada se va llegando al río que fluye lentamente. Los pensamientos siguen haciendo aparición, pero su velocidad ha disminuido y la atención cada vez es más mantenida. Finalmente el curso de los pensamientos es tan tranquilo como un mar en calma.

Esta forma de meditación en sánscrito se denomina samatha que se suele traducir como serenidad o tranquilidad. En tibetano se llama shine . Esta palabra, es un compuesto de " shi " que significa paz, serenidad o calma y " ne " que designa un lugar. Podría traducirse como "morar en calma" (Miró, 2007).

Luzt, Dunne y Davidson, (2007) indican que en la atención se pueden distinguir dos aspectos: la estabilidad y la viveza. La estabilidad se refiere al grado en que el meditador puede mantener el foco en el objeto sin interrupción. La claridad se refiere a la viveza con la que se percibe el objeto. Con la práctica se consigue equilibrar la estabilidad y la claridad.

En los principiantes se suelen desequilibrar estos componentes, de tal modo, que si la estabilidad es alta, pero la viveza es baja, es muy probable que aparezca un estado de letargo o sopor, es decir, un estado de aturdimiento con la mente turbia o falta de claridad y lucidez.

En el polo opuesto, cuando la viveza es alta pero la estabilidad es baja, resulta fácil perder el objeto de soporte y saltar de un pensamiento a otro (Miró, 2007).

 

1.2. La meditación zen : zazen .

Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología, parecía experimentar estados próximos a los buscados en la práctica meditativa del zen, cuando hablaba de una técnica llamada "reducción fenomenológica". Dice que ignora "el ego como persona estructurada en un tiempo objetivo" y llega al "fenómeno puro" (Sekida, 1992).

En el entrenamiento en Zen también se busca extinguir el ego-centrado e individual, pero no a través del pensamiento, sino con el cuerpo y la mente es como realmente se puede experimentar la "existencia pura".

Esta práctica básica del Zen es llamada zazen (zen sentado), y es una práctica dirigida a experimentar el samadhi ( llamado por los budistas de otros tiempos estado de aniquilación o nirvana) . Este es un estado en el que se encuentra detenida la actividad de la conciencia y dejamos de percibir el tiempo, el espacio y la causalidad. En tal estado la existencia queda reducida a un simple ser o existir. No se trata de un vacío, o de una mera nada. Tampoco es un estado inconciente como el del paciente anestesiado. Se trata de un estado extraordinariamente despierto, donde la atención no está dirigida por un "yo" o ego.

Saliendo del samadhi puede ocurrir que el practicante se percate plenamente del propio ser en su forma más pura, es decir que experimente la existencia pura. Esta experiencia es lo que se denomina en el Zen, kenshó o satori .

Según Sekida (1992) el practicante de zazen deberá empezar su práctica adoptando la postura sentado y comenzará contando sus respiraciones, hasta diez y de nuevo recomenzar. Notará el principiante la dificultad de mantener la atención en la respiración ya que su mente se llenará de pensamientos que lo distraerán. Pero ¿cómo puede el meditador mantener su atención sólo en una cosa? La respuesta es que no se pueden conseguir utilizando sólo el cerebro. El poder de controlar la actividad de nuestra mente, según la filosofía zen, viene del cuerpo, y depende críticamente de la postura y de la respiración.

Con respecto a la postura, el practicante zen sabe bien que la inmovilidad del cuerpo engendra la inmovilidad de la mente. La inmovilidad es un requisito básico. De ésta resulta una disminución de los estímulos que alcanzan el cerebro, hasta que por fin casi desaparecen. Ello llevará a un estado en el que uno deja de ser conciente de la posición corporal. En este estado va disminuyendo paulatinamente la actividad del córtex cerebral, lo cual es una condición previa para la entrada en samadhi .

Cuando desaparecen las presiones mentales, ya que todo pensamiento va acompañado de su correspondiente presión, se produce el estado de vacuidad. En los textos zen hallamos para describir este estado la palabra mushin ( mu , no; shin , mente) que quiere decir no-ego. Significa la mente en estado de equilibrio.

Cuando un individuo piensa "Hace buen tiempo", es conciente del tiempo pero no de su propio pensamiento que es inconsciente. Puede ser consciente con posterioridad cuando realiza la acción reflexiva de darse cuenta de su pensamiento "pienso que hace buen tiempo". El primer pensamiento está dirigido hacia fuera, y tal acto está absorbido en el objeto del pensamiento (en el ejemplo, el tiempo). La acción reflexiva de la conciencia esta dirigida hacia adentro y registra la acción precedente. Por medio de esta acción el hombre toma conciencia de lo que está ocurriendo en su mente, y que por tanto él tiene mente (podríamos decir que se trata de una metacognición).

Estas dos clases de acciones en la filosofía zen se denominan nen, que podríamos traducir aproximadamente como "impulso de pensamiento". El primer nen es la acción hacia fuera, y el segundo nen , la acción reflexiva de la conciencia.

Una persona puede experimentar un ataque de ira con pensamientos del tipo "¡No hay derecho!" (primer nen ), para posteriormente escuchar una voz interna que le dice "Procura calmarte" (segundo nen ). Pero se requiere de una nueva acción reflexiva para tomar conciencia del sujeto donde ocurren lo otros nen , en este caso mi yo. Es así como el tercer nen se podría formular del siguiente modo "Sé que me he dado cuenta de que he estado pensando '¡No hay derecho!'".

El zazen promueve la absorción en el primer nen (la percepción pura), sin que ocurra la acción refleja del segundo nen , ni la autoconciencia en forma de tercer nen (Sekida, 1992).

La meditación no es un medio para que quien busca la transformación se cultive. Al contrario, el conocimiento de uno mismo hace que el meditador, que busca la transformación, deje de existir (Krishnamurti, 2003).

Linehan (2003) introduce el concepto de participar sin autoconciencia en la terapia dialéctico conductual como la tercera habilidad "qué" (la primera es observar lo hechos, las emociones y los comportamientos, sin pretender necesariamente cambiarlos, la segunda es aprender a describir los hechos y respuestas personales con palabras. Una persona que participa se mete completamente en las actividades que está realizando, sin separarse de los hechos e interacciones que están teniendo lugar.

La cualidad de la acción es espontánea; la interacción entre el individuo y el entorno es fluida y se basa de alguna manera en el hábito. La participación puede ser mecánica. Un buen ejemplo de participación es la del atleta que responde con flexibilidad pero fluidamente a las demandas de la tarea. Su actuación demuestra que está alerta, pero no autoconsciente de cada cosa que hace (Linehan, 2003).

 

2. Componentes de la Atención Plena :

Estos componentes están recogidos dentro de la tradición zen y son según Pérez y Botella (2007) los siguientes: atención al momento presente, apertura a la experiencia, dejar pasar, intención y aceptación.

2.1. Atención al momento presente.

Este componente aparece en todos los modelos de consciencia plena, consiste en no estar pendiente de los recuerdos, pensamientos o imágenes del pasado o en los deseos, expectativas o ideas del futuro (Bishop et al . , 2004; Safran y Muran, 2005; Shapiro et al ., 2006 citados por Pérez y Botella, 2007).

Sin embargo, los autores no se ponen de acuerdo en lo que se refiere a si la atención va dirigida hacia el interior, a la experiencia interna constituida por pensamientos, recuerdos o imágenes, o por el contrario, va dirigida al exterior, en concreto a las actividades y sensaciones externas.

Safran y Muran (2005) consideran que el objeto de la atención ha de ser interno, en este sentido hablan del recuerdo como la actitud de la consciencia para reconocer cuando se ha perdido la posición del observador y se ha sido absorbido por algún pensamiento, sentimiento o fantasía.

Por su parte Linehan (1993) habla de la habilidad de "participar" que se entrena en la Terapia Dialéctica Conductual y que ha sido definida como "entregarse enteramente en una actividad, llegar a ser uno con la actividad" que implica olvidarse totalmente de uno mientras se actúa.

Finalmente hay que indicar que la capacidad de observación del momento presente es una capacidad desarrollada en la práctica de la meditación. En caso contrario esta capacidad de observar correlaciona negativamente con la conciencia plena (Baer et al., 2004, 2006, citado en Pérez y Botella, 2007) ya que los niveles altos de atención a uno mismo han sido asociados con alteraciones del humor, estrés y depresión, tal y como señala Cardaciotto (2005).

 

2.2. Apertura a la experiencia.

Es la capacidad de observar la experiencia sin ningún filtro mental dado por la propia historia personal. Se trata de tener una mente no condicionada donde se puede percibir el mundo como si de la primera vez se tratase, es lo que en el Zen se denomina "mente de principiante". También implica la apertura a la experiencia negativa según Buchheld et al ., (2001).

En la Terapia de Aceptación y Compromiso, la disposición a experimentar lo que sea que la historia de uno pone sobre la mesa es la clave que permite ser capaz de establecer y mantener compromisos para cambiar. Una gran parte del trabajo que se realiza en ACT implica este tema central y muchas de sus técnicas y metáforas se han diseñado para facilitarlo (Wilson y Luciano, 2002).

Esta apertura a la experiencia es un hecho muy relevante en terapia ya que como señala Gendlin (1999) para determinar si una afirmación, interpretación o reestructuración cognitiva es o no efectiva habrá que sentir si ha traído un cambio corporal o un cambio en la forma de experimentar concreta y somáticamente el problema.

Se debe sentir lo que realmente ocurre en el cuerpo como consecuencia de una reestructuración. Un cambio real es una variación en la forma corporal concreta de tener un problema, y no sólo en la forma de pensar (Gendlin, 1999).

 

2.3. Dejar pasar.

Se trata de no dejarse atrapar por ningún pensamiento, sentimiento, sensación o deseo, no apegarse o identificarse con ellos. Cuando un practicante de la conciencia plena adopta una actitud no crítica con sus eventos internos va alcanzando la comprensión de que sus pensamientos no son reflejos de la verdad o de la realidad sino simplemente eso, pensamientos (Kabat-Zinn, 2003).

Este componente figura en todas los enfoques psicoterapéuticos que incorporan la consciencia plena, en los que aparece como "descentramiento" o "defusión" cognitiva.

El descentramiento es un proceso a través del cual un individuo puede distanciarse de su experiencia inmediata, cambiando así la índole de esa experiencia. Este proceso permite abrir una brecha entre el acontecimiento producido y la reacción del individuo. Desarrollando la capacidad de observarse a sí mismo y observar sus propias reacciones, el individuo comienza a distinguir entre la realidad y la realidad según él la interpreta (Safran, 1994).

En la epistemología budista se encuentra el concepto de shunyata que significa "carente de existencia intrínseca". La idea es que todos los fenómenos carecen de una existencia absoluta independientemente de la construcción que uno haga de ellos. En esta tradición se usa la meditación con el propósito específico de ayudar al practicante al obtener una constatación experiencial del rol que cumple su propia mente en la construcción de la realidad (Safrán, 1994).

Por su parte Wilson y Luciano (2002) indican que en la ACT se usan algunos ejercicios de meditación con el fin de ayudar a los clientes a experimentar un sentido de sí mismos como independientes de sus roles, pensamientos, emociones y estados corporales con los cuales están excesivamente identificados. También se utilizan metáforas para favorecer el descentramiento como la de los "muebles y la casa", en la cual la persona es la casa y sus pensamientos, emociones y estados corporales constituyen el mobiliario.

2.4. Intención.

Este componente se refiere a lo que cada persona persigue cuando practica la conciencia plena. Este componente refleja una clara contradicción con la experiencia de la atención plena, ya que mientras por una parte el trabajo meditativo implica el no esforzarse por la consecución de ningún objetivo, hay que permanecer sentado o de rodillas simplemente respirando olvidándose del resultado final, por otra es evidente que ha de existir una motivación y por tanto un objetivo para realizar este tipo de práctica.

Por tanto, hay que comprender como esta contradicción está resuelta en las tradiciones orientales donde ha nacido y se ha desarrollado la práctica de la atención plena. Y es que la psicología occidental no puede desposeer a la práctica meditativa de todo su bagaje de conocimientos acumulados durante milenios.

Pues bien, según Shapiro et al ., (2006), la intención va evolucionando con la práctica: en el nivel inicial se busca la auto-regulación, después la auto-exploración y finalmente la auto-liberación, entendida esta como una experiencia de trascendencia, de dejar de sentirse como un self separado (Pérez y Botella, 2007).

 

2.5. Aceptación.

La aceptación y el no juzgar pueden considerarse sinónimos. Todos los enfoques psicoterapéuticos que utilizan la atención plena incluyen la aceptación sin juzgar los pensamientos, sentimientos y en general cualquier evento experimentado (Pérez y Botella, 2007).

La Terapia Dialéctica Conductual de Linehan (2003) proporciona entrenamiento de varias técnicas específicas para promover la aceptación.

Hayes (1994) define la aceptación como "experimentar los eventos plenamente y sin defensas, tal y como son". Las personas generan actitudes evitativas para eliminar el dolor o el malestar de sus vidas, pero con ello dejan de vivir. Esta actitud evitativa mantenida y cronificada en el tiempo es lo que Hayes denomina el Trastorno de Evitación Experiencial (TEE) -concepto desarrollado anteriormente, en el apartado 2.2.2-, el individuo adopta mecanismos para evitar los eventos generadores de malestar y se obsesiona con el control de ellos, no siendo consciente que justamente lo que finalmente le provoca más dolor es su actitud controladora para evitar dicho malestar.

En la medida en la que un individuo es capaz de ponerse en contacto con sus experiencias tal y como se producen, aceptándolas aunque ello le puede provocar dolor y malestar es como se reduce el TEE y con ello aumenta la capacidad de vivir la vida más plenamente.

La psicología clínica ha enfatizado excesivamente la necesidad del cambio y con ello ha incurrido en ahondar en el reconocimiento implícito por parte del paciente de que él está mal y necesita cambiar, dándose la paradoja de que es difícil mejorar cuando uno parte de la no aceptación de cómo uno es. Por ello el desarrollo de la aceptación que implica la atención plena supone una manera de equilibrar dicha postura.

Shapiro et al ., (2006) relaciona el no juzgar con la compasión (hacia uno mismo y hacia los demás), y sugiere que la traducción más correcta del término japonés conciencia plena sería "conciencia plena del corazón" ( herat-mindfulness ). Suzuki, D.T., (1976) nos indica que este componente también está recogido en la tradición Zen cuando se habla de la adopción de una actitud compasiva (Pérez y Botella, 2007).

 

3. Mecanismos de acción de la Atención Plena :

Los mecanismos de acción pueden ser entendidos como aquellos componentes de la práctica meditativa que llevan a determinados resultados pero también pueden ser entendidos como resultados en si mismos . Pérez y Botella (2007) describen los siguientes: exposición, cambios cognitivos, auto-control o auto-regulación, aceptación, integración de aspectos disociados del self , clarificación de valores, espiritualidad y relajación.

 

3.1. Exposición.

En la práctica de mindfulness el sujeto se abre a la experimentación de sus sensaciones y emociones, dejando que ellas actúen de forma natural. Esto posibilita que determinadas actividades (emociones, cambios fisiológicos, etc.) que operan de forma autónoma (SNA) se regulen de acuerdo con sus propios sistemas naturales de autorregulación.

La falta de información sensorial, activa (uso de técnicas de control, distracción, etc.) o pasiva (no atendiendo de forma intencional a dicha información), impide tener al organismo la información precisa y necesaria para que tengan lugar los modos naturales de aprendizaje. El intento de bloquear el malestar, las emociones, el estrés, de forma física (fármacos) o psicológica (distracción, reestructuración, etc.) contraviene y altera los mecanismos de feedback naturales del organismo que permiten su auto-regulación (Vallejo, 2006).

En pacientes con dolor crónico, el entrenamiento en conciencia plena, permite que los pacientes se expongan de forma prolongada a sus propias sensaciones, lo cual puede producir una cierta desensibilización y reducir las respuestas emocionales desencadenadas por las sensaciones de dolor. Se ha descrito un mecanismo similar para los trastornos de ansiedad y de pánico. Según Kabat-Zinn, (1990) la observación sostenida, sin juzgar, de las sensaciones relacionadas con la ansiedad, sin intentar escapar o evitarlas, puede reducir la reactividad emocional.

En pacientes depresivos, la exposición a los eventos y contenidos de su propia conciencia permite experimentar las emociones de forma más objetiva y menos reactiva. Atendiendo de forma consciente a los estados emocionales negativos se aprende que no hay porque temerlos o evitarlos porque acaban pasando (Segal et al ., 2006) de esta manera se mejora la tolerancia a los afectos.

Las personas con trastorno límite de personalidad realizan conductas desadaptativas porque intentan evitar sus estados emocionales negativos. Linehan (1993) considera por ello, que la observación mantenida de sus pensamientos y de sus emociones, es una forma de exposición que puede conducir al incremento de la tolerancia a los estados emocionales negativos y a la extinción de las respuestas de miedo y de las conductas evitativas (Pérez y Botella, 2007).

 

3.2. Cambios cognitivos.

Varios autores han analizado los cambios cognitivos que se producen con la práctica de la conciencia plena. Para Bishop. et al . (2004) su desarrollo se asocia con mejoras en la atención sostenida y en la capacidad para cambiar deliberadamente el foco de atención, mientras que por otra parte adoptar una actitud de curiosidad y de aceptación durante las prácticas de conciencia plena puede eventualmente conducir a la reducción de las estrategias cognitivas y conductuales para evitar aspectos negativos de la experiencia.

Para otros autores como Shapiro et al . (2006) el meta-mecanismo que opera en la conciencia plena es la repercepción ( reperceiving ) que consiste en el cambio de la perspectiva que se produce cuando el "sujeto" se convierte en "objeto". La conciencia plena puede ser entendida como el desarrollo de la objetividad respecto a la propia experiencia interna, no se trata de un distanciamiento o una disociación sino de una profundización en esa experiencia: "se experimenta lo que es en lugar de una historia o comentario acerca de lo que es" (Pérez y Botella, 2007).

La relación de la conciencia plena con la metacognición también ha sido motivo de controversia. Para Bishop et al. (2004), la conciencia plena puede ser considerada una habilidad metacognitiva en cuanto implica desarrollar la atención para observar la realidad sin prejuicios o filtros constituidos por las propias creencias ("mente de principiante").

Sin embargo, Brown y Ryan (2004) consideran que la conciencia plena no puede reducirse a una habilidad metacognitiva. Para ellos, la conciencia y la cognición son modalidades de procesamiento diferentes. La metacognición opera dentro del ámbito del pensamiento para planificar, monitorizar y controlar las actividades cognitivas y para asegurar que se alcancen los objetivos cognitivos.

La conciencia plena difiere de los procesos metacognitivos en que su forma de operar es perceptual, operando sobre los pensamientos y también sobre la emoción y sobre los otros contenidos de la conciencia, más que dentro de ellos. Simplemente, "si la conciencia plena consiste en la observación del pensamiento, incluyendo los pensamientos, no puede ser pensamiento" (Pérez y Botella, 2007).

 

3.3. Autocontrol o auto-regulación.

Pérez y Botella (2007) indican que la relación de la conciencia plena con el autocontrol y la auto-regulación ha sido reiteradamente constatada. Las habilidades de auto-observación desarrolladas mediante el entrenamiento en conciencia plena pueden mejorar el reconocimiento de las señales de saciedad en los comedores compulsivos, así como las habilidades para observar el deseo de comer sin ceder a él tal y como describen Kristeller y Hallett, (1999).

La Teoría de la Autodeterminación de Ryan y Deci, (2000), sostiene que la conciencia facilita la elección de conductas consistentes con las propias necesidades, valores e intereses, al contrario que el procesamiento automático, que no los tiene en cuenta. Atender a las propias señales somáticas puede ser muy importante para la regulación de la salud y de la conducta.

La conciencia plena puede facilitar el autocuidado, ya que permite detectar los signos tempranos de potenciales recaídas depresivas como demuestra en sus estudios Segal et al ., (2002). Brown y Ryan (2003) realizaron un estudio con pacientes de cáncer en el que hallaron que, a mayor nivel de conciencia plena, menor nivel de alteración del humor y del estrés.

Según Shapiro et al ., (2006), el mecanismo central de la conciencia plena, la repercepción, permite ir más allá de las emociones negativas y verlas simplemente como estados que aparecen y pasan. El conocimiento de la impermanencia de los estados mentales permite un mayor grado de tolerancia hacia los estados internos displacenteros (Pérez y Botella, 2007).

 

3.4. Integración de los aspectos disociados del self .

Safran y Muran (2005) señalan que durante el desarrollo los seres humanos disocian aspectos de su experiencia que pueden amenazar su sentido de afiliación y como consecuencia dejan de ser conscientes de una parte de sus emociones, que siguen produciéndose a nivel orgánico e influyendo en sus conductas.

La integración en la conciencia de la experiencia orgánica es uno de los objetivos de la psicoterapia, que también consideran un requisito para ejercer como terapeuta. Para alcanzar el objetivo de la integración ha de aunarse el aprendizaje experiencial, la disciplina de mantener la atención en el presente y el ejercicio de aceptación (Pérez y Botella, 2007).

 

3.5. Clarificación de valores y espiritualidad.

Shapiro et al ., (2006) consideran que la práctica de la conciencia plena ayuda a reconocer a las personas lo que realmente valoran en su vida y actuar de manera congruente con ello, en lugar de dejarse llevar por los condicionantes externos o por el procesamiento automático que a menudo comporta actuar de manera perjudicial para el logro de los propios objetivos y valores personales (Brown y Ryan, 2003, citado en Pérez y Botella, 2007).

La dimensión espiritual está presente en todos los enfoques psicoterapéuticos que incorporan el entrenamiento en conciencia plena. Por ejemplo, la Terapia Dialéctico Conductual incluye las siguientes estrategias para aumentar la tolerancia al malestar: practicar oración, abrir el corazón a un ser supremo, a una sabiduría superior, a Dios, a nuestra propia mente sabia, etc. (Linehan, 1993).

También en la Terapia de Aceptación y Compromiso tiene una importancia fundamental la clarificación de valores. Wilson y Murrel, (2004) ha construido test y herramientas terapéuticas que facilitan a los pacientes para identificar sus objetivos y metas vitales así como para el reconocimiento de las acciones que realizan en pos de dichos objetivos.

Algunos autores consideran que los psicólogos clínicos occidentales han incluido la meditación en sus programas de salud mental ignorando sus orígenes religiosos y culturales, tal es el caso de Baer, (2003) y Teasdale et al ., (2003). Kabat-Zinn considera que no se puede reducir la conciencia plena a un "algoritmo clínico", ya que hay que entenderla como una práctica que pertenece a una visión más global del ser humano que reconoce su afiliación y compromiso con el resto de los seres humanos tal y como está recogido en el concepto del Dharma Budista.

Hayes por su parte, ha advertido lo siguiente: si las tecnologías extraídas de las tradiciones espirituales y religiosas han de ser incluidas en la psicología científica moderna, tienen que ser libremente interpretadas y transformadas teóricamente, sin limitaciones debidas a su pasado religioso y espiritual (Hayes, 2002a, p.58, citado en Pérez y Botella, 2007).

Por tanto el reto es encontrar una forma de integrar la conciencia plena en la práctica científica sin ignorar o menospreciar sus características más profundas (Pérez y Botella, 2007).

 

3.6. Relajación.

Baer (2003) plantea que la relación entre la conciencia plena y la relajación es compleja pero considera que está bien documentado que la meditación induce relajación. Otros autores coinciden con esta opinión como Michalon, (2001) y Robins, (2002).

Sin embargo hay autores que sostienen que la meditación no produce relajación como Gillani y Smith, (2001), aunque sus investigaciones evidencian algún defecto metodológico.

En general podemos considerar que la práctica de la conciencia plena a largo plazo suele mejorar la relajación física y mental, y es una práctica útil para tratar el estrés. Sin embargo, la relajación no debe ser la meta del entrenamiento, ya que durante la práctica meditativa pueden sobrevenir estados mentales aversivos. Por tanto, no es apropiado recomendar el entrenamiento en conciencia plena a personas, que en lugar de la autoexploración, busquen relajarse para eliminar tensiones a corto plazo (Pérez y Botella, 2007).

 

4. Mindfulness y Neurobiología.

Los avances en las neurociencias y los métodos de estudio del cerebro, como las técnicas de neuroimágen y procesamiento computarizado de las señales electroencefalográficas, hace que estemos en condiciones de estudiar los correlatos neurobiológicos de los pensamientos y de las emociones con un alto grado de precisión. Estas técnicas nos están permitiendo saber lo que sucede en el cerebro cuando se practica mindfulness (Simón, 2007). Veamos los resultados de estos estudios a continuación.

4.1. Mindfulness, asimetría prefrontal y disposición afectiva.

La práctica de la atención plena está resultando efectiva para el equilibrio emocional, ya que genera estados de ánimo positivos y favorece las actitudes de aproximación y afrontamiento frente a las de evitación.

Existe al menos un trabajo donde se estudian los efectos directos de mindfulness sobre la actividad cerebral en relación al estado de ánimo y lo que se ha venido a denominar disposición afectiva . Richard Davidson y colaboradores en el año 2003 estudiaron la actividad cerebral de 25 sujetos experimentales que fueron sometidos a un programa de MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction) durante un período de 8 semanas. El programa constaba de reuniones semanales de unas 3 horas para practicar meditación, un retiro de silencio durante la sexta semana y una tarea para casa consistente en la práctica de meditación durante una hora y seis días a la semana.

El EEG de los sujetos fue registrado en tres ocasiones: antes de las 8 semanas de tratamiento, inmediatamente después del tratamiento y cuatro meses después de finalizar el tratamiento.

Pues bien, Davidson y colaboradores encontraron que los meditadores, en comparación con los no meditadores, experimentaron un mayor incremento de la activación cerebral izquierda en las zonas cerebrales anteriores y medias, patrón que se considera asociado a una disposición afectiva positiva. Por tanto, esta experimentación ha podido demostrar como la práctica de la atención plena ha facilitado una desviación de la activación cerebral hacia el lado izquierdo del cerebro (Simón, 2007).

Estos resultados hay que interpretarlos dentro de las investigaciones que demuestran la asociación entre los estados emocionales positivos y el predominio de la activación cerebral anterior izquierda, y los estado afectivos negativos y el predominio de la activación cerebral anterior derecha.

Esta asimetría prefrontal dada por la activación cerebral anterior izquierda también se asocia a una mayor reactividad a los estímulos emocionales positivos y a una mayor habilidad para afrontar los estados de ánimo negativos y para suprimir voluntariamente el afecto negativo como queda demostrados en los estudios de Sutton y Davidson en 1997, de Urry y cols. en 2004, de Davidson e Irwin en 1999, de Tomarken y cols. en 1990, de Jackson y cols. en 2000, entre otros (Simón, 2007).

 

4.2. Mindfulness e inmunidad.

Otro interesante campo de investigación es el de la relación entre la práctica de mindfulness y su influencia en los mecanismos inmunitarios. En el trabajo ya citado de Davidson y colaboradores de 2003 además de detectar la activación cerebral de los sujetos (meditadores y no meditadores) le administraron una vacuna antigripal. Entre la 4ª y la 8ª semana tras la administración de esta vacuna, se midieron los niveles plasmáticos de anticuerpos de los sujetos y se observó que aunque todos experimentaron aumentos en dichos niveles, los sujetos pertenecientes al grupo de meditadores tuvieron incrementos significativamente mayores que los del grupo de control. La meditación potenciaba por tanto la producción de anticuerpos (Simón, 2007).

Resultó especialmente significativo que los meditadores que habían realizado un mayor desplazamiento de la actividad eléctrica cerebral hacia el lado izquierdo, eran también los que aumentaban más sus anticuerpos en respuesta a la vacuna.

Uno de los mecanismos por los que el estrés ejerce su mecanismo negativo sobre la salud, es a través del aumento de cortisol y de sus consiguientes efectos inmunosupresores. Por ello, es posible que los efectos positivos de la práctica de la meditación sobre la inmunidad sean debidos a la atenuación de la secreción de cortisol en respuesta al estrés (Michaels, 1979 citado en Simón, 2007).

 

4.3. Mindfulness, neuronas espejo y empatía.

En 1996, un grupo de investigadores italianos, Rizzolati, Fadiga, Gallese y Fogasi y Gallese, Fadiga, Fogassi y Rizzolati describieron como en la corteza promotora del macaco un tipo de neuronas se activaban, no sólo cuando el animal realizaba acciones dirigidas hacia un objetivo, sino también cuando el animal observaba a otros individuos ejecutando dichas acciones. Estas neuronas fueron denominadas neuronas en espejo por sus descubridores.

Ramachandram (2000), considera que estas neuronas fueron las corresponsables del gran salto evolutivo que la especie humana tuvo hace 40.000 años y que se manifestó por el uso de las herramientas, el arte, las matemáticas y algunos aspectos del lenguaje.

Lo que no cabe duda es que las redes de neuronas en espejo son las responsables del entendimiento de la mente del otro y la simulación, dos actividades en las que los seres humanos somos especialmente eficaces. La mera observación de los actos motores de otros seres vivos nos hace inferir, no sólo sus intenciones, sino también estados mentales que subyacen a tales intenciones. Esta inferencia de la mente de los otros es lo que Obiols y Pousa (2005) han llamado teoría de la mente e implica la activación de la corteza prefrontal media izquierda (Simón, 2007).

Cabe preguntarse si al percibir las emociones de otros, también se ponen en marcha mecanismos similares a los que suceden con los actos motores y con las intenciones. Todo apunta a que esto es así. Por ejemplo en el caso del reconocimiento de emociones faciales.

El cerebro humano está preparado para interrelacionarse socialmente con los demás, para comprender sus actos, las intenciones y emociones que los impulsan, y también para sentir sus emociones.

Pues bien, estos sistemas neuronales que normalmente sustentan las experiencias de sincronización y resonancia con otras personas, en la práctica de mindfulness , se volverían reflexivamente sobre uno mismo para desarrollar así una auto-implicación, una relación de amor sin temor con la propia experiencia. Es decir que con esta práctica estamos desarrollando empatía, comprensión, amor, compasión, con nuestra propia experiencia o nuestro propio self . Esta es la hipótesis de Siegel de 2007, que podemos llamar la hipótesis de auto-empatía o de sincronización interna (Simón, 2007).

 

4.4. Mindfulness e integración, la corteza prefrontal.

Bajo el término de corteza prefrontal se engloban aquellas regiones del lóbulo frontal que se encuentran por delante de las áreas motoras y promotoras. Los términos corteza prefrontal y lóbulo frontal se usan indistintamente para referirse a estas regiones del cerebro.

Stuss y Benson en 1986 distinguieron tres niveles dentro de las funciones de la corteza prefrontal. El primer nivel es el de la integración y organización de la información (aspectos cognitivos, afectivos y motores) procedente de las regiones cerebrales posteriores para generar representaciones con sentido. El segundo nivel se encarga de las funciones ejecutivas, que son aquellas que dirigen las conductas integradas del organismo, como pueden ser las generadas para dar respuesta a situaciones nuevas, y que requieren soluciones creativas y no son útiles las respuestas automatizadas de rango inferior. El tercer nivel se encarga de la auto-conciencia, de la conciencia del propio self y de la propia mente. Esta función se ha ampliado al conocimiento de la mente de los demás, la llamada teoría de la mente (Frith y Frith, 2003; Frith y Frith, 2006 citado en Simón, 2007).

Por lo tanto en la corteza prefrontal nos encontramos con el sustrato anatómico de las principales funciones integradoras del cerebro humano. Siegel en 2007 enumera nueve funciones de la corteza prefrontal medial: regulación corporal, comunicación sincronizada con otras mentes a través de los procesos de resonancia, equilibrio emocional, flexibilidad de respuesta, empatía, auto-conocimiento (insight), modulación del miedo, intuición y moralidad. Siegel considera que todas esas funciones están relacionados con mindfulness , y además las siete primeras también tienen que ver con las relaciones paterno-filiales del apego seguro (Simón, 2007).

En el apego seguro se da una sincronización interpersonal, en el caso de mindfulness existe una sincronización interna con uno mismo, en la que se facilita la integración de todos los sistemas neuronales para que el sistema nervioso funcione de una manera coherente.

Siegel afirma que mindfulness puede favorecer las relaciones sanas entre individuos a través de una serie de mecanismos, como la empatía incrementada, el equilibrio emocional, la flexibilidad de respuestas y una predisposición mental a la aproximación (Simón, 2007).

 

 

5. Instrumentos de evaluación de la Atención Plena.

Aunque la conciencia plena forma parte de diferentes enfoques terapéuticos que se están aplicando desde principio de los años 90, hasta hace poco no se habían desarrollado instrumentos para evaluarla. A continuación en la tabla 1 se detallan los instrumentos de evaluación de la conciencia plena que se han desarrollado actualmente (Pérez y Botella, 2007).

 

TABLA 1 - INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN DE LA CONCIENCIA PLENA

Autores

Factores

Instrumento

Subescalas indep.

Buchheld et al . (2001)

No identificación con los pensamientos y sentimientos.

Aceptación, apertura.

Postura no reactiva.

Comprensión.

Observación del momento presente.

FMI (Inventario de Conciencia Plena de Friburgo)

1

Lau et al . (2006)

Curiosidad.

Descentramiento.

TMS (Escala de Conciencia Plena de Toronto)

2

Brown y Ryan (2003)

Presencia, prestar atención al momento presente.

MAAS (Escala de Conciencia Plena)

1

Cardaciotto (2005)

Darse cuenta.

Aceptación.

PHLMS (Escala de Conciencia Plena de Filadelfia)

2

Baer et al . (2004)

Observar.

Describir.

Aceptar.

Actuar con conciencia.

KIMS (Inventario de Habilidades de Conciencia Plena de Kentucky)

4

 

 

El primer instrumento de evaluación de la conciencia plena, el Inventario de Conciencia Plena de Friburgo (FMI), fue desarrollado por Buchheld et al . en 2001 con la participación de personas que realizaban retiros de meditación de entre 3 y 14 días, por lo que no es adecuada para personas sin experiencia en la meditación. Los factores que mide son: no identificación con los pensamientos y sentimientos, aceptación, apertura, no reactividad, comprensión de los procesos mentales y observación del momento presente.

La Escala de Conciencia Plena (MAAS) elaborada pro Brown y Ryan en 2003 puede ser utilizada con personas sin experiencia en la meditación e incluye un solo factor de presencia, de prestar atención al momento presente.

La Escala de Conciencia Plena de Filadelfia (PHLMS) de Cardacioto elaborada en 2005 permite evaluar dos factores independientes: el darse cuenta y la aceptación.

En la Escala de Conciencia Plena de Toronto (TMS) de Lau et al . de 2006 se evalúan dos factores: la curiosidad (atención, apertura a la experiencia incluyendo pensamientos, sensaciones y emociones) y descentramiento (distinción entre el observador y lo observado).

Finalmente, el Inventario de Habilidades de Conciencia Plena de Kentucky (KIMS) de Baer et al ., de 2004 parte de las habilidades propuestas por Linehan en su Terapia Dialéctica Conductual: observar, describir, actuar con conciencia y aceptar sin juzgar. El análisis de los ítems de cada una de estas habilidades ha confirmado la estructura multifactorial no jerárquica de la conciencia plena, por lo que este cuestionario consta de 4 subescalas independientes correspondiente a cada una de esas habilidades (Pérez y Botella, 2007).

 

6. Utilización de la Atención plena en psicoterapia.

Pérez y Botella, en su artículo de 2007, detallan aquellas orientaciones terapéuticas que utilizan la práctica de la atención plena, de manera principal como es la Reducción del Estrés Basada en la Conciencia Plena (MBSR) o la Terapia Cognitiva Basada en la Conciencia Plena (MBCT), o junto con otras prácticas terapéuticas como es la Terapia Dialéctica Conductual (TDC), la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la Terapia Breve Relacional (BRT).

Hay otros programas terapéuticos que también utilizan la atención plena, como el tratamiento de ansiedad generalizada (GAD) de Roemer y Orsillo de 2002 o la prevención de recaídas en la drogadicción de Marlatt de 1994, aunque estos enfoques no los desarrollaremos en este trabajo.

 

 

6.1. Reducción de Estrés basado en la Atención Plena , REAP ( Mindfulness-Based Stress Reduction - MBSR )

Este enfoque es el primero que introdujo en la psicología y en la medicina occidental la práctica de la meditación. El programa de Reducción de Estrés basada en la Atención Plena (MBSR) fue desarrollado en 1982 por Jon Kabat-Zinn. Practicante durante años de la meditación Zen, fundó en 1979 la Clínica de Reducción del Estrés dentro de la División de Medicina Preventiva y Conductual de la Universidad de Massachussets y que actualmente es denominado Centro para la Conciencia Plena en Medicina, Cuidado de la Salud y de la Sociedad (CFM).

Los médicos que tratan patologías que pueden generar estrés como soriasis, fibromialgias, cáncer, recuperación post-infarto, etc., remiten a los pacientes al programa MBSR como tratamiento complementario al médico.

Miles de personas han completado el programa MBSR en el CFM y es tan popular que desde hace 20 años se viene impartiendo en más de 200 hospitales y clínicas de los EE.UU (Pérez y Botella, 2007).

En este programa se desarrollan actitudes que van a facilitar la mejora de los niveles de estrés o ansiedad. Estas actitudes provienen de la filosofía Zen y son los siguientes: no juzgar, tener paciencia, adoptar una mente de principiante (en el sentido de no estar con actitudes preconcebidas ante los acontecimientos), tener confianza en la propia bondad y sabiduría natural del ser humano, no esforzarse por conseguir ningún propósito y aceptar y dejar pasar.

Los componentes del programa son cinco:

  1. La meditación estática
  2. La meditación caminando
  3. La revisión atenta del cuerpo ( Body Scan )
  4. La atención en la vida cotidiana
  5. Estiramientos suaves procedentes del Hatha-Yoga

La meditación estática se practica sentando en una silla o en el suelo, con la columna muy recta y vertical, las piernas cruzadas (si es posible)y una actitud relajada y a la vez alerta. Se comienza la práctica dirigiendo la atención a la respiración, si se producen distracciones, el practicante toma conciencia de ellas y sin generar ningún tipo de autocrítica vuelve de nuevo a concentrarse en la respiración. Conforme se va desarrollando más la atención se va observando el cuerpo, los sentimientos, los pensamientos, los sonidos externos, etc. No se busca ningún fin, no hay que alcanzar nada, simplemente estar y ser.

La meditación caminando consiste en estar muy atento a la experiencia de caminar. Se puede avanzar en línea recta o en círculos. Se camina lentamente sin ninguna meta, simplemente es estar en la experiencia presente de caminar, observando atentamente las sensaciones que se producen en los pies al presionar sobre el suelo, las piernas, el roce de la ropa, las sensaciones corporales de movimiento, las sensaciones de un espacio (el cuerpo) moviéndose en otro espacio (el lugar en el que nos encontramos), etc.

En revisión atenta del cuerpo ( Body Scan ) la persona está tumbada con los ojos cerrados y va llevando la atención desde los dedos de los pies hasta la coronilla observando todas las sensaciones transmitidas por su organismo, con una intensa atención y aceptación, no hay sensaciones buenas o malas, sino simplemente sensaciones. De éstas el practicante podrá ir pasando a observar los sentimientos, los deseos, los pensamientos y recuerdos que le vayan surgiendo dándose cuenta en todo momento que el observador es diferente a lo observado.

La atención en la vida cotidiana consiste en prestar la máxima atención a todo lo que se desarrolla en el momento presente, sean actividades simples como el comer, limpiar la casa o hacer la colada, o actividades de relación con los demás, de estudio o de trabajo. Se trata de instalarse en el presente, poner toda la atención en el aquí y el ahora para impedir que la mente esté proyectada fuera de lo real que sólo existe en el ahora.

La práctica del Hatha Yoga incluye la realización de suaves estiramientos y posturas sencillas que pueden realizar todo el mundo. Se trata de que el practicante pueda observar sus sensaciones corporales mientras realiza estos ejercicios. No se trata de realizar ninguna postura perfectamente, sino de observar al organismo mientras realizamos dicho estiramientos "siendo más que haciendo", en tal caso estamos meditando.

Estos ejercicios (las 5 prácticas descritas) se van introduciendo en la práctica grupal que se realiza una vez a la semana durante 2 horas y media y se prepara a los practicantes para que continúen practicando en casa (hasta completar seis días a la semana) ayudándose de CDs grabados con las prácticas. Deberán rellenar sus autorregistros diariamente. La duración del programa es de ocho semanas (Pérez y Botella, 2007).

 

6.2. Terapia Cognitiva basada en la Atención Plena, TCAP ( Mindfulness-Based Cognitive Therapy - MBCT)

Teasdale en 1988 ha planteado la hipótesis de la activación diferencial para explicar la recurrencia de la depresión. Según esta hipótesis, la asociación repetida entre el estado de ánimo negativo y los patrones de pensamiento disfuncional, conduciría a una mayor probabilidad de activación de dichos patrones con sus consiguientes efectos depresógenos. Por tanto, con la sola repetición de esta asociación, aún sin estresores externos, se pueden volver a instaurar los patrones disfuncionales.

Mientras que los episodios iniciales de depresión están fuertemente correlacionados con estresores ambientales o eventos vitales negativos, los episodios siguientes están más relacionados con el estado de ánimo disfórico y los estilos de pensamiento disfuncional. Tal es el caso del estilo de pensamiento rumiador que consiste en una respuesta de rechazo a la propia situación, de estar centrado en uno, de pensar en las discrepancia que hay entre es estado real y el estado deseado, con el buscar la causa de la depresión o los aspectos de inadecuación personal (Nolen-Hoeksema, 1991 citado en Pérez y Botella, 2007).

Aunque Teasdale en 1999 no cuestiona la utilidad de trabajar con los contenidos cognitivos disfuncionales, especialmente en el tratamiento de procesos agudos y en terapia individual, plantea que el trabajo posterior enfocado a la prevención de recaídas, debe enfocarse hacia la relación que establecen los pacientes con sus sentimientos y pensamientos, y el bloqueo de la rumiación.

La estrategia que surge desde le modelo de Teasdale y colaboradores va más allá de la terapia cognitiva tradicional que trabaja con el esquema cognitivos disfuncionales (los pensamientos negativos) y aunque no pretende cambiar los contenidos de esos esquemas (el qué de esos pensamientos), si pretende que el paciente tome conciencia de cómo se relaciona son sus pensamientos (el cómo del pensamiento). Para ello propone un entrenamiento basado en la meditación, en el que se entrena la habilidad de la atención plena o mindfulness . Se trata del cultivo de la atención sobre los procesos mentales, sin analizarlos ni juzgarlos. Se pretende que el practicante experimente el cambio cognitivo de experimentar a los pensamientos sólo como pensamientos, sin considerarlos reflejos de la realidad. Esto desarrollaría habilidades metacognitivas de descentramiento. Para Teasdale esos cambios cognitivos son el objetivo final del entrenamiento en atención plena, provocar un insight metacognitivo, una comprensión total, no solo intelectual de que los pensamientos no son la realidad son sólo pensamientos.

Segal, Williams y Teasdale (2003) desarrollan con ese propósito el programa denominado Mindfulness-Based Cognitive Therapy , MBCT (Terapia Cognitiva basada en la Atención Plena , TCAP, en castellano). El TCAP es un programa de entrenamiento en meditación y en terapia cognitiva de 8 semanas de duración. Incorpora el programa Mindfulness Bases Stress Reduction desarrollado por Jon Kabat-Zinn en 1990, al marco clásico de la terapia cognitiva (reconocer los pensamientos, escribirlos, etiquetarlos, etc.). Inicialmente la TCAP se desarrolló para evitar las recaídas en pacientes con historial depresivo, actualmente también se aplica a pacientes con episodio depresivo inicial, aunque no en fase aguda (Pérez y Botella, 2007).

Este método se basa en el control de la atención mediante la combinación de la técnicas de conciencia plena y cognitivas. Esto provocaría tres consecuencias positivas. Primero, la conciencia facilitaría que los pacientes se percaten de en qué momento se encuentran a punto de experimentar cambios de humor peligrosos. Segundo, la propia consciencia ocuparía aquellos escasos recursos del procesamiento que pudieran haber estado soportando la rumiación cognitiva, disminuyéndola y debilitándola. Tercero, los pacientes podrían entonces descentrarse o salir de patrones, más automáticos, vinculados con la depresión (Segal, Williams y Teasdale, 2003).

 

6.3. Terapia Dialéctica Conductual (TDC)

Fue desarrollada por Linehan en 1993 para el tratamiento del trastorno límite de personalidad. Linehan considera que este trastorno de personalidad puede desarrollarse a partir de determinadas circunstancias vividas por el sujeto como un ambiente invalidante e incapacitante para la regulación de las emociones, para el desarrollo individual o para relacionarse con los demás . En el apartado 4 se ha desarrollado detalladamente la Terapia Dialéctica Conductual.

El desarrollo de esta terapia supone alcanzar un equilibrio entre la dialéctica entre la aceptación (de uno mismo como es) y el cambio (de las conductas y entornos de acuerdo a los objetivos personales).

Para el tratamiento de este trastorno Linehan propone el desarrollo de cuatro tipos de habilidades: de regulación emocional, de habilidades interpersonales, de tolerancia al malestar y de conciencia plena (Pérez y Botella, 2007).

La meditación se enseña a los pacientes dentro del modulo de entrenamiento en habilidades de tolerancia al malestar. Esta meditación se puede practicar de diferentes maneras: tomando conciencia de las diferentes posiciones del organismo mientras se camina con o sin propósito, mientras se prepara una taza de café o de té, o mientras se realiza cualquier tipo de actividad como lavar los platos, lavar la ropa, limpiar la casa, etc.

Otro ejercicio propuesto por Linehan es el de conexión con el universo, se trata de concentrar la atención en una parte del cuerpo que esté en contacto con un objeto (el suelo, el aire, una sábana, la ropa, etc.), pensando con amabilidad en este objeto hasta que aparezca una sensación de estar conectado, de ser amado y querido.

A diferencia de la MBSR , la TDC no prescribe ni la frecuencia ni la duración de la práctica meditativa porque se acepta el propio ritmo natural del practicante (Pérez y Botella, 2007).

 

6.4. Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

Es un enfoque conductual desarrollado por Hayes y colaboradores en 1999 que se apoya en el funcionalismo contextual, en la Teoría del Marco Relacional y comparte raíces filosóficas con el constructivismo. En el apartado 2 se ha desarrollado la Terapia de Aceptación y Compromiso detalladamente.

Los cuatro conceptos clave de la ACT están recogidos en el acrónimo 'FEAR': fusión, evaluación, evitación y razonamiento. La fusión cognitiva se refiere a la tendencia de los símbolos verbales a asumir las funciones de los eventos con los que se relacionan, de tal forma que la conducta humana es más guiadas por las redes verbales inflexibles que por el contacto con las contingencias ambientales. Esta rigidez afecta a la concepción que el sujeto tiene del pasado o del futuro así como a la idea que tiene de sí mismo (Pérez y Botella, 2007).

La evaluación se refiere a la comparación que hace el sujeto entre los eventos verbales y sus presuntas consecuencias para determinar si son deseables o producen temor. La combinación de la fusión cognitiva y la evaluación da lugar a la evitación experiencial (trastorno de evitación experiencial, TEE) que se manifiesta con estrategias de afrontamiento como la negación, la represión o la supresión. Finalmente, el razonamiento tiene el sentido de dar explicaciones a las conductas problemáticas, de forma que se le otorga un sentido pero no se resuelven.

Estas estrategias afectan a la salud ya que en lugar de aliviar el malestar, lo acrecientan. Justamente tratando de evitar el malestar, lo crean dándose la paradoja que el malestar no está en lo que se trata de evitar, sino en el intento de control que realiza el sujeto para eliminar ese malestar.

La ACT se plantea los siguientes objetivos terapéuticos: reducir la tendencia a la evitación experiencial, enseñar la aceptación a los eventos privados que no es posible cambiar, ayudar al cliente a mantenerse en contacto con los eventos internos, con el sentido trascendental del self y a clarificar sus valores vitales y actual de acuerdo a ellos (Pérez y Botella, 2007) .

Para alcanzar esos objetivos utiliza procedimientos como el uso de la metáfora, la paradoja y los ejercicios experienciales. Para trabajar la fusión cognitiva Hayes utiliza ejercicios "de meditación" y de conciencia plena en los que el significado literal de los eventos disminuye y la utilización de convenciones del lenguaje que reducen el grado en que la conducta privada verbal se asume literalmente.

El paralelismo entre los principios del Budismo y de la ACT ha sido señalado por Hayes, quien considera que la Teoría del Marco Relacional puede proveer de base científica para algunos principios budistas como la ubicuidad del sufrimiento y su relación con los apegos, así como la importancia de la aceptación y la conciencia. No obstante, Hayes considera que las prácticas budistas han de ser adaptadas y reinterpretadas en términos científicos (Hayes, 2002b, citado en Pérez y Botella, 2007).

Como ejemplo de esta adaptación, para realizar la práctica de la conocida desidentificación de los pensamientos de la meditación budista, Hayes propone el ejercicio de imaginar pequeños soldados que llevan pancartas con las palabras o imágenes de los pensamientos mientras el cliente permanece como observador, sin unirse al desfile.

 

6.5. Terapia Breve Relacional (BRT)

Es un enfoque psicodinámico que incorpora el entrenamiento en conciencia plena tanto para el paciente como para el terapeuta . Fue desarrollado por Safran y Murán en 2005. Se basa en el constructivismo dialéctico, que es una postura intermedia entre el constructivismo radical y el realismo ingenuo según la propuesta de Gadamer de 1960, según la cual la realidad es tanto construida como descubierta (Pérez y Botella, 2007) .

Siguiendo a Bolwy, Safran ha desarrollado el modelo de los esquemas relacionales interpersonales. Un esquema relacional es una representación de las relaciones self -otros. Se adquiere a partir de la relación con los cuidadores y tiene en su funcionalidad el mantener el vínculo y la afiliación a ellos. Estos esquemas se mantienen a lo largo del tiempo, y las personas mantienen una autodefinición rígida para mantener la afiliación a los otros y prevenir los fracasos en las relaciones interpersonales.

Pues bien, la salud psicológica, para Safran y Muran, supone la capacidad para prescindir de una auto-imagen rígida y simplemente ser sin luchar por ser algo en particular. Para que un individuo cambie y flexibilice la rigidez de sus esquemas, no es suficiente con una comprensión intelectual o insight , se requieren nuevas experiencias que cuestionen los esquemas relacionales. La relación terapéutica puede cumplir esa misión.

La relación terapéutica supone una continua interacción entre el paciente y el terapeuta donde van a surgir diferentes estados emocionales donde se reactivan los viejos esquemas infantiles de afiliación. Cuando el paciente experimenta emociones que son disonantes con sus esquemas de afiliación lleva a cabo la disociación y evitación emocional con la consiguiente pérdida de áreas importantes de su personalidad.

Con el fin de actuar sobre esta disociación y permitir la integración en la consciencia de la experiencia percibida el terapeuta se apoya en la alianza terapéutica para que el paciente experimente su aceptación y colaboración sincera y por otra parte pueda abrirse a su mundo experiencial para lo cual es imprescindible que su atención la pueda mantener en el momento presente.

Es así como la conciencia plena puede ayudar a descentralizar el funcionamiento cognitivo adherido a los pensamientos y a los sentimientos. La conciencia plena puede practicarse mediante la meditación y la práctica de la atención en la vida cotidiana.

Safran considera que el terapeuta ha de estar entrenado en conciencia plena para que pueda armonizar con la experiencia emocional del paciente, hecho fundamental para que se produzca la alianza terapéutica, por otra parte, la tolerancia del terapeuta a sus propias emociones durante las rupturas de alianzas es básica para la buena resolución del proceso terapéutico (Pérez y Botella, 2007).

 

7. Aplicaciones clínicas de la Conciencia Plena : evidencia empírica.

Para verificar la eficacia de los diferentes enfoques terapéuticos donde se emplea el mindfulness se han llevado a cabo algunos meta-análisis. El primero de ellos realizado por Baer (2003), con estudios publicados hasta el año 2001 sobre el MBSR y el MBCT, ha hallado un tamaño del efecto medio de 0.59, que puede ser considerado medio-alto. Por su parte, Grossman et al ., (2004) realizan otro meta-análisis sobre el MBSR y han obtenido un tamaño del efecto similar, 0.54, en las medidas de salud mental (Pérez y Botella, 2007).

El análisis más detallado por patologías de los estudios publicados en el período 2000-2006 muestra que aunque los resultados son positivos y esperanzadores, se requieren más investigaciones que confirmen los hallazgos obtenidos respecto al MBSR, MBCT Y TDC (Pérez Vega, 2006, citado en Pérez y Botella, 2007) ya que estos estudios presentan algunas deficiencias metodológicas como el tamaño reducido de la muestra, las evaluaciones pre-post, la asignación aleatoria de los sujetos a los grupos de tratamiento o de control o la disposición de los sujetos a realizar los ejercicios.

Tal y como señala Kabat-Zinn (2003), las investigaciones sobre consciencia plena están todavía en su infancia. No obstante a continuación se exponen los estudios realizados sobre la aplicación de mindfulness en diversas patologías, (Pérez y Botella, 2007).

 

7.1. Depresión.

La Terapia Cognitiva basada en la Atención Plena ha demostrado su eficacia en pacientes con depresión crónica (aunque sólo en el subgrupo que había experimentado más de dos recaídas previas). En el período del estudio (60 semanas) la tasa de recaídas de estos pacientes fue significativamente menor que la del grupo de control (Teasdale el al. , 2000, citado en Pérez y Botella, 2007). Este estudio ha sido replicado por otro estudio en el que se ha encontrado una tasa de recaída aún menor (Ma y Teasdale, 2004, citado en Pérez y Botella, 2007).

Williams, Teasdale et al. (2000), han podido comprobar como el efecto de sobregeneralización de los recuerdos con el que se relaciona la depresión disminuye con la practica de MBCT (Pérez y Botella, 2007).

 

7.2. Ansiedad.

En un primer estudio sobre la eficacia del programa de Reducción de Estrés basado en la Atención Plena, MBSR, Kabat-Zinn et al ., (1992) comprobó como pacientes con ansiedad y ataques de pánico presentaron una reducción de sus puntuaciones de ansiedad, depresión y gravedad de los ataques. El seguimiento que hizo Millar et al ., (1995) de esos pacientes constató como las mejoras se mantenían al cabo de tres años.

Ramel et al ., (2004) comprobaron como este programa también ha resultado eficaz para reducir las rumiaciones en pacientes con depresión y ansiedad así como reducir el malestar psicológico y acelerar la finalización del tratamiento (Weiss et al ., 2005, citado en Pérez y Botella, 2007).

 

7.3. Trastornos de personalidad.

Los trastornos de personalidad que han sido tratados con los enfoques terapéuticos antes descritos han sido el trastorno límite de personalidad con la Terapia Dialéctico Conductual y el trastorno obsesivo-compulsivo con la Terapia de Aceptación y Compromiso.

Los estudios realizados por Linehan demuestran que la TDC es superior al tratamiento habitual para los pacientes con trastorno límite en variables como frecuencia y riesgo de la conducta parasuicida, número de días de hospitalización, utilización de servicios de emergencia, la ira, el funcionamiento psicológico y el ajuste social (Linehan et al ., 1991, 1993, 1994, 2006, citado en Pérez y Botella, 2007).

El estudio de Evershed et al ., (2003) ha hallado que la TDC es eficaz para reducir la frecuencia y la gravedad de los actos violentos de un grupo de pacientes adultos internos con TLP y para rebajar sus puntuaciones de ira y hostilidad física y verbal (Pérez y Botella, 2007).

Koon et al ., (2001) ha obtenido mayores reducciones en las medidas de ideación suicida, desesperanza, depresión e ira expresada, Van der Bosch et al ., (2005) en las conductas impulsivas y parasuicidas, y Verheul et al ., (2003), en la adherencia al tratamiento y en la frecuencia de las conductas automutiladoras (Pérez y Botella, 2007).

En cuanto al trastorno obsesivo compulsivo, se ha aplicado una intervención de 8 sesiones de ACT y se ha hallado una reducción de las compulsiones al final del tratamiento y en el seguimiento al cabo de tres meses. Se han hallados cambios positivos en la ansiedad y en la depresión, así como la evitación experiencial, en la credibilidad de las obsesiones y en la necesidad de responder a ellas (Twohig et al ., 2006, citado en Pérez y Botella, 2007).

 

7.4. Trastornos alimentarios.

Estos trastornos han sido tratados con MBSR y con TDC. El MBSR se ha aplicado en pacientes comedores compulsivos que han obtenido una reducción de la frecuencia de los atracones y de su severidad, así como puntuaciones más bajas en depresión y en ansiedad que correlacionan negativamente con el tiempo dedicado a meditar (Kristeller y Hallet, 1999, citado en Pérez y Botella, 2007).

Safer et al ., (2001) ha aplicado la TDC a un grupo de pacientes mujeres con bulimia. Los resultados son de una disminución de los atracones y de las conductas purgativas con respecto al grupo en lista de espera.

Resultados similares ha obtenido Telch et al ., (2001) al aplicar la TDC en otro grupo de pacientes bulímicas, en cuanto a reducción de atracones, preocupación por el peso, la figura y la comida, la ira, la ansiedad, la depresión y los afectos negativos (Pérez y Botella, 2007).

 

7.5. Abuso de sustancias .

Para el tratamiento de las adicciones se han empleado el MBSR, la TDC y la ACT. Pacientes de una comunidad terapéutica para el abuso de sustancias, tras participar en el programa MBSR, han mostrado una reducción en sus medidas de estrés percibido (Marcus et al., 2003, citado en Pérez y Botella, 2007).

David et al ., (2007) en un programa piloto ha evaluado la eficacia del programa MBSR para conseguir la abstinencia de fumadores y hallado que seis semanas después del tratamiento el 56% de los participantes llevaba al menos 7 días sin fumar.

Un estudio ha comparado la eficacia de la TDC y de una terapia de validación más un programa en doce pasos (estilo Alcohólicos Anónimos) para pacientes con trastorno límite de la personalidad y adicción a la heroína y han hallado que ambas reducen el consumo pero sólo se mantiene en los pacientes tratados con DBT que completan el tratamiento (Linehan et al ., 2003, citado en Pérez y Botella, 2007).

Hayes, Wilson et al., (2004) han incluido un programa de tratamiento conjunto con ACT y metadona que ha sido útil para reducir el consumo de drogas en pacientes adictos, así como para reducir el malestar psicológico.

En cuanto a los terapeutas que tratan pacientes adictos, se ha observado que la ACT es más útil que otras intervenciones para reducir el burnout (Hayes, Bisset et al ., 2004, citado en Pérez y Botella, 2007).

 

7.6. Cáncer.

El tratamiento aplicado a enfermos con cáncer ha sido el MBSR. Para Speca et al ., (2000) hay evidencia de su efecto positivo sobre las alteraciones del humor y los síntomas de estrés ocasionados por la enfermedad. Tras el tratamiento se han obtenido resultados positivos en la calidad de vida y en las disfunciones del sueño en pacientes con cáncer de pecho o de próstata (Carlson et al ., 2001, 2003, 2004 y 2005, citado en Pérez y Botella, 2007).

Un grupo de pacientes mujeres con cáncer de pecho que ha participado en un programa MBSR ha obtenido mejores resultados en la calidad del sueño que el grupo de control que ha realizado otros programas de gestión del estrés según Shapiro et al ., (2003). Asimismo, mujeres con cáncer de pecho han conseguido reducciones en las medidas de estrés y ansiedad y mejoras en el ajuste mental del cáncer (Tacón et al ., 2004, citado en Pérez y Botella, 2007).

 

7.7. Dolor crónico.

Los beneficios del programa MBSR en pacientes con dolor crónico fueron constatados en la década de los años noventa por varios estudios. Algunos de ellos informaron de mejoras en los índices de dolor, en la interferencia del dolor en la vida diaria, en las alteraciones del humor y en el conjunto de síntomas médicos (Kabat-Zinn, 1982; Kabat-Zinn et al ., 1985, 1987; Randolph et al., 1999, citado en Pérez y Botella, 2007). Los estudios de Sagula et al ., (2004) han reportado mejoras en las medidas de afrontamiento, en la respuesta a la pérdida que supone el dolor, en la depresión y en la ansiedad estado/rasgo (Pérez y Botella, 2007).

 

7.8. Lesiones cerebrales traumáticas

La aplicación del MBSR en pacientes con lesiones cerebrales traumáticas no ha resultado útil para disminuir los fallos cognitivos, ni los síntomas post-conmoción y tampoco para mejorar la memoria o la atención (McMillan et al ., 2002, citado en Pérez y Botella, 2007). Sin embargo, se han conseguido mejoras en la calidad de vida de los pacientes evaluada con variables cognitivo-afectivas, de salud mental, ansiedad, depresión, de funcionamiento somático y de lugar de control (Bedard et al ., 2003, 2005, citado en Pérez y Botella, 2007).

 

7.9. Fatiga crónica

Surawy et al ., (2005), realizan un estudio con un grupo de pacientes con fatiga crónica que tras recibir entrenamiento en MBSR, han obtenido mejoras significativas en los niveles subjetivos de fatiga, ansiedad, depresión, calidad de vida y funcionamiento físico (Pérez y Botella, 2007).

 

7.10. Soriasis

En pacientes con soriasis, Kabat-Zinn et al ., (1998) les aplicó un procedimiento consistente en la escucha de cintas de audio con las prácticas meditativas mientras recibían sesiones terapéuticas de rayos ultravioleta observándose la reducción del tiempo de resolución de las lesiones (Pérez y Botella, 2007).

 

7.11. Enfermedades cardiovasculares

La aplicación del programa MBSR en pacientes con enfermedades cardiovasculares ha resultado eficaz para la reducción de la ansiedad, la supresión de emociones negativas y el estilo de afrontamiento reactivo (Tacón et al ., 2003, citado en Pérez y Botella, 2007).

 

7.12. Epilepsia refractaria.

Un programa de psicoterapia breve con ACT ha resultado más efectivo que la terapia de apoyo para mejorar la calidad de vida y disminuir la frecuencia y duración de los ataques en pacientes con epilepsia refractaria (Lundgren et al ., 2006, citado en Pérez y Botella, 2007).

 

7.13. Diabetes

Un taller educativo de un día sobre la diabetes tipo 2 basado en la ACT , ha resultado efectivo en los pacientes que han sido instruidos, no sólo para gestionar la enfermedad, sino también para aplicar las habilidades de aceptación y conciencia plena a los pensamientos y sentimientos relacionados con la enfermedad (Cregg et al ., 2007, citado en Pérez y Botella, 2007). A los tres meses, los pacientes del grupo instruido en la ACT seguían utilizando mejores estrategias de afrontamiento, mostraban un mayor autocuidado y mantenían el nivel de hemoglobina glucosada en los niveles deseables.

 

8. Conclusiones

El estudio de las aplicaciones terapéuticas de la conciencia plena ha suscitado un gran interés en los últimos años. Este interés se demuestra en el incremento del número de artículos en publicaciones científicas desde el año 2002.

Este hecho se explica por la confluencia de varios factores como es el descubrimiento por parte de occidente de las técnicas y habilidades desarrolladas en oriente para el cultivo del equilibrio de la mente, la evolución de la psicología cognitivo-conductual, que necesitada de nuevas aportaciones que supongan una evolución sobre una concepción de las patologías psíquicas de acuerdo al modelo médico de enfermedad y finalmente los avances en las neurociencias que han permitido comprender de una manera más completa la conexión entre los pensamientos y las emociones y sus correlatos neurobiológicos en el cerebro.

La atención plena o mindfulness , se puede considerar un medio a la vez que un fin en si misma. Es un constructo complejo de definir pero si podemos reconocer varios componentes como son la atención al momento presente, la apertura a la experiencia, el dejar pasar, la intención y la aceptación. De su práctica continuada se derivan una serie de efectos terapéuticos como son los de la exposición, la mejora de los mecanismos de autocontrol y auto-regulación, la aceptación, los cambios cognitivos, la integración de los aspectos disociados del self, la relajación y la clarificación de valores y el desarrollo espiritual (Pérez y Botella, 2007).

La atención plena es usada, aunque de diferente forma, por diferentes enfoques psicoterapéuticos como son la Reducción de Estrés basada en la Conciencia Plena (MBSR), la Terapia Cognitiva basada en la Conciencia Plena (MBCT), la Terapia Dialéctica Conductual (TDC), la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la Terapia Breve Relacional (BRT).

Todos estos enfoques proponen un equilibrio entre aceptación y cambio en psicoterapia. Así mismo, todos reconocen la influencia del Zen en sus planteamientos excepto la ACT. Todos reconocen la necesidad de que el terapeuta tenga experiencia y práctica en la conciencia plena.

La aceptación está recogida por los cinco enfoques y hay cuestiones que aunque, denominadas de diferente forma, están planteando la misma cuestión. Tal es el caso de la "de-fusión" cognitiva de Hayes et al ., (2002), (2006), que es prácticamente idéntica al "descentramiento" de Segal et al ., (2002), y que consiste en dejar de identificarse con los eventos internos.

Tampoco hay diferencia entre no juzgar (MBSR y MBCT) y no evaluar (ACT) mientras que la evitación de los eventos internos de la ACT , es perfectamente homologable con la disociación de los pensamientos y sentimientos de la BRT.

Estas terapias se han aplicado en los siguientes trastornos psicológicos: depresión, ansiedad, trastornos de la personalidad, trastornos de la alimentación y abuso de sustancias entre otros. También se han aplicado en patologías médicas: cáncer, dolor crónico, lesiones cerebrales, fatiga crónica, soriasis, enfermedades cardiovasculares, epilepsia y diabetes de tipo 2 (Pérez y Botella, 2007).

En cuanto a la eficacia, los meta-análisis publicados reportan tamaños del efecto medio-altos para el MBSR, el MBCT, la TDC y la ACT , aunque su eficacia en patologías concretas no son concluyentes y requieren investigaciones adicionales que los confirmen. El enfoque que, por el momento, tiene menos apoyo empírico es la BRT.

Sobre este enfoque, el de la BRT , hemos de decir que aunque lo hemos incluido en este bloque de terapias que utilizan la atención plena y que son consideradas terapias de tercera generación, no está así considerada por la literatura al respecto, ya que su origen no es cognitivo-conductual y si psicodinámico. Por nuestra parte, y sin entrar en polémicas al respecto, hemos considerado valioso analizar este enfoque terapéutico por lo que al uso de la atención plena se refiere.

Finalmente es importante comparar el papel que para estos diferentes enfoques tiene la práctica de la meditación. Mientras el MBSR y el MBCT prescriben con frecuencia y duración esta práctica, la TDC y la BRT la recomienda pero de una manera flexible. En cuanto a la ACT , propone una serie de ejercicios para promover el contacto con el momento presente y facilitar la exposición a los eventos internos y la "de-fusión" cognitiva, a los que califica, quizás impropiamente de "meditación" (Hayes et al., 2002, p.111, citado en Pérez y Botella, 2007).

En cuanto a los estudios neurobiológicos llevado a cabo hasta el momento se ha podido comprobar como con la práctica prolongada de mindfulness , se producen cambios neurológicos duraderos en diversas zonas cerebrales cruciales para los procesos de integración, cambios que acaban modificando una gran cantidad de comportamientos y formas de reacción del individuo y que tienen un marcado efecto sobre su vida y sus relaciones interpersonales, debido a la gran repercusión que tienen los procesos integradores cerebrales (Simón, 2007).

 


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